Los Beatniks graban en 1966 el primer disco del rock
nacional: Rebelde |
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Moris es uno de los cuatro padres que tiene el Rock de habla hispana. Los otros tres son (en diferente grado) Javier Martínez, Tanguito y Litto Nebbia...y tal vez Pajarito Zaguri. Moris se fue a España en el 77 y nuevamente hizo lo mismo...abrió el camino para que el rock español adopte su propio idioma.
Los Beatniks: Tapa del primer LP de Moris, 30 minutos de vida...
Moris en España viró hacia una faceta más rocker y en los primeros tiempos le fue bien.Anécdota: "Sábado a la noche" lo hacía antes de irse, con la letra original que decía: "Yo soy el cafetero que te sirve tu café trabajo todo el día en la Avenida Santa Fé"... cambiada en Madrid por: "Yo soy el camarero que te sirve la cerveza trabajo todo el día en el bar de la hortaleza" Jorge Senno Daniel Irigoyen & Los Mentales Participó de los ya legendarios
años iniciáticos de lo que luego sería conocido como "Rock Nacional". Tango y La Perla del Once (por Daniel Irigoyen) Otoño del ´67. Diez de la noche. Me encuentro sentado en un banco de la Plaza Once esperando a alguien que ya no va a llegar.De pronto veo a un tipo que se me acerca. Va con una viola sin funda en la mano. Me mira como si nos conociéramos, tiene el pelo ondulado y su tez es oscura. Me pide un faso y nos quedamos hablando de un montón de cosas que tenían que ver con la música y otros intereses. Era un tipo de sonrisa fácil y conjugaba la amistad con el mangazo. Desde el primer momento simpatizamos y nos hicimos amigos. Y entonces fué cuando me comentó de unos tipos increíbles que se reunían ahí enfrente y que tenían los mismos gustos y debilidades que nosotros. Se me sentó al lado y empezó a cantarme un tema que estaba componiendo y que después fue "Amor de Primavera". Ya sabés de quién te estoy hablando. Al rato ya éramos viejos amigos, siguió cantándome más temas, después me prestó la viola con la que aprendí un par de nuevos acordes. Cruzamos y nos metimos en La Perla, caminamos hasta el fondo, donde divisé a un grupito de tipos en unas mesas apartadas del resto, a los que fuí presentado por Tango como un viejo amigo. Así conocí a Moris, personaje carismático y auténtico rockero rebelde de la primera época, y al delirante Javier Martinez, extraño personaje de voz potente, admirador de Ray Charles y Little Richard. Parapetado detrás de unos anteojos de aumento imposibles, con un timbre de voz muy particular y enigmático por las palabras que usaba; inventor singular de un humor único, basado en la ironía del absurdo, y responsable (aunque de alguna forma todos lo fuimos) de un montón de palabras reinventadas que después pasaron a ser cosa corriente en el lenguaje cotidiano de los porteños. Por ejemplo, "la mano", "los pálidos", "copar","cortala", curtir, "6", "el toco", etc. Con Moris y Javier curtí mi primer fuga de verano en auto-stop a Villa Gesell. Yo tenía 17 años, Moris 25 y Javier 21. Todavía era muy pendejo, pero ya entendía instintivamente un montón de cosas que me hicieron ser apreciado y aceptado por estos personajes que me llevaban algunos años de experiencias. Fue a finales del ´67. Parábamos en un boliche que creo que en algún momento había sido regenteado por Moris, que se llamaba Juan Sebastián Bar, y por ese entonces lo tenía el hijo de Piazzolla, Daniel, una esquina blanca que se levantaba en medio de los médanos no muy lejos de la playa. Se parecía mucho a una decente carnicería con cortinas de metal levadizas a la que habíamos pintarrajeado con absurdos graffittis (casi todos de Javier) para llamar la atención de los posibles clientes de la noche. Como es lógico, por las noches se hacía música: Moris era el organizador, porque ya había estado en años anteriores, con Javier y Rocky Rodriguez (uno de los bajistas de la Cueva). Moris cantaba temas propios y algunos clásicos del rock de los ´60. No me acuerdo muy bien si hubo otros músicos. En realidad Juan Sebastián Bar era un boliche underground cien por cien, venía muy poca gente, porque no era "disquero" como "La Mosca Verde", por ejemplo. Pero a eso de las tres o cuatro de la mañana, cuando ya parecía que había que cerrar, caían los que venían de la Mosca, entre ellos un tipo de barbita que dominaba tremendamente los bongós. Entonces se apagaban las luces y se iluminaba el recinto solo con velas, y Billy Bongó se sentaba a improvisar mientras Lilianita Fernández Blanco se adueñaba de la pista de baile, descalza, apenas iluminada por el reflejo tenue de las velas, y comenzaba a contonearse libre de prejuicios apenas vestida, con movimientos sensuales casi místicos, una especie de danza sacra que nos hacía delirar a todos con gritos y ovaciones. Y de pronto ya era amanecer. Con Javier habíamos hecho una casita detrás del club, con restos de maderas y chapas, que era donde curtíamos y dormíamos durante el día bajo la sombra de unos árboles. Me acuerdo de una caminata con Moris por la playa, comentándome su intención de escribir una novela o cuentos sobre nuestra sobre-vida urbana, en la que me iba a hacer figurar como uno de los personajes. Gesell era frecuentada también por muchos otros personajes del circo de La Cueva y allegados. Después cuando la temporada terminaba, algunos se quedaban a pasar el invierno, a pesar de la represión que el comisario Rincón había desatado contra los llamados "hippys". Pero casi todos volvíamos a Buenos Aires como podíamos, y a los pocos días nos encontrábamos otra vez en La Perla, donde noche a noche se iban sumando nuevos personajes a las mesas del fondo. Los que venían muy mal, arrinconaban las sillas y se tiraban a dormir, siempre y cuando los mozos quisieran aceptarlos. Otros íbamos a los baños a tocar la guitarra, porque aunque olía mal, la acústica era fantástica. Y aunque esta historia no es cronológica, porque en esa época la mano de La Perla ya estaba mermando, igual... Ahí estaban tipos como Actemin, delirado por el blues inglés, siempre con todos Los discos de John Mayall y el de Electric Flag, que llevaba a todas partes como preciado tesoro. Nunca supe su verdadero nombre. Tengo entendido que se le puso Actemín porque fué el descubridor de dicho fármaco, que acostumbraban usar los estudiantes - y después todo el mundo -, "para no dormir". Tenía carisma para agradar y sabía bastante de sonido, por eso llegó a ser el "Plomo" mayor de la primera época, llegando a ser el jefe de plomos de Los Gatos. En el último LP de Los Gatos, "Rock De La Mujer Perdida", grabado en1970, y en el que yo también participo haciendo coros en un tema (por el solo hecho de estar presente esa tarde en los Estudios T.N.T), Litto Nebbia le dedicó uno de los blues más hermosos que he escuchado, titulado "Los días de Actemio" en que Pappo se explaya a gusto con una Les Paul. Charly Camino, pintor (aunque nunca ví nada de lo que hacía), el más tranquilo de todos los naúfragos, casi siempre acompañado de su hermosa morocha Celia. Un tipo bastante contemplativo y receptivo, al que nunca ví envuelto en ninguna discusión. Casi un santo. Miguel Angel Peralta, más conocido como Miguelito Abuelo, también con una guitarra, muchas ideas pero pocos dedos, cantándonos su "Mariposas De Madera", poeta algo surrealista por la temática de sus textos, pero con un corazón noble de campesino en la expresión. Amante de Jorge Cafrune, del vino tinto y de la argentina-inglesa Diana Sheefer, a quién más tarde le dedicó una canción con Los Abuelos De La Nada (Diana Divaga). Pipo Lernoud, con aspecto de mosquetero del siglo XVIII, pero con un rostro bondadoso escapado de un cuadro de Modigliani. Admirador de la poesía de Bob Dylan y entendedor de conceptos y variantes literarias. Poeta y cómplice de la verdad. Litto Nebbia, cuando antes de empezar a tocar todas las noches en La Cueva con Los Gatos, bajaba de la pensión en la que vivía a la vuelta con Ciro, y aparecía recién levantado, peinadito con el pelo mojado, super demacrado y con la viola en la mano para cantarnos algún tema nuevo, que después todo el mundo empezó a reconocer con el éxito masivo de Los Gatos. Pajarito Zaguri, cómplice y mano derecha de Moris durante muchos años. Siempre de buen humor y tirando buena energía al auditorio. Era un tipo que se hacía querer sin problemas. A todo el mundo le caía bien. Y más allá, casi al final de la mesa, los perfiles de Cebollo el silencioso, que aunque sin ser músico, pintor ni poeta, casi siempre venía y escuchaba en complicidad, las tantas veces insoportables genialidades o monólogos de Javier Martinez. Haydée, la nunca bien querida, con Cristina, las primeras groupies locales del Rock Nacional. Pero a pesar de no tener un nivel intelectual ni especulativo como el de los otros Cirqueros, el personaje central que llamaba más la atención por su personalísimo carisma, era sin duda el primer Tanguito y su magia contagiosa, con quién una mañana, como siempre sin dormir y totalmente delirados, fuimos a cobrar los derechos de autor que le correspondían por "La Balsa". Y no podíamos creer que de la nada, de pronto tuviéramos tanta guita. En esa época sibilina de mi vida algunos me decían "La Bruja", por la forma peculiar de mis pelos largos y porque casi siempre me vestía de negro. Tanguito andaba con un abrigo rojo de la hermana, que obviamente le quedaba chico y corto de mangas. La cosa es que cuando traspasamos las puertas de "Casa América" y nos pusimos a manotear guitarras sin preguntar, cinco empleados de corbatita recién llegados al trabajo saltaron amenazantes. Porque antes de tocar hay que preguntar, etc. etc. Por nuestro aspecto, éramos seres indeseables. Pero cuando Tango metió la mano en el bolsillo, y con una sonrisa casi espástica mostró las puntas del fajo de billetes de todos los colores, todo el mundo se quedó mosca. Al rato salimos sonrientes con un toco impresionante de LP´s, mi primer viola semi-acústica imitación Repiso que Tanguito me compró, una Repiso original para él, y un super combinado Ranser todo lustroso que llevamos como pudimos en un taxi (agradecido) hasta su casa en "Caseros City", que era como él le decía a su barrio. La historia de Los Mentales Y así fueron pasando los meses del naufragio. Perseguidos con saña por la policía día y noche, el reviente ya estaba instalado. Y aunque habíamos inventado un lenguaje propio, nunca más volvió a ser lo mismo. Algunos pocos se coparon con las pastillitas y el "pico". Otros, los menos, se buscaron un laburo decente, y de los que se dedicaron seriamente a la música, sobrevivieron solo algunos elegidos. Después vinieron los estudios TNT de la calle Santa Fé primero y los de la calle Moreno después, "Los 400 Golpes de Truffaut, "El Pesanervios" de Antonin Artaud, el "Adan Buenos Aires" de Leopoldo Marechal" y mi amistad con Litto Nebbia. Ya estábamos a finales de los ´60. Era la época gloriosa y fase final de Los Gatos, Almendra y Manal. Las primeras revistas rockeras, "Pinap", "Pelo", los recitales mañaneros del "Beat Baires" en el Coliseo, los primeros festivales grossos en el Anfiteatro Municipal y el primer "B.A.Rock" en el Velódromo. A todo esto, los eternos pálidos uniformados seguían llevándose cada vez más gente de los recitales con total impunidad. Por aquél entonces, yo cantaba en un grupo que se llamaba Los Mentales, con el que llegamos a editar dos simples en la RCA Vicor, el primero con temas de Litto Nebbia - producido por él -, y el segundo con dos temas míos, en una onda rockera más pesada, apadrinados por Ciro Fogliatta. A mediados del ´68 había conocido al guitarrista Rubén Biscione, que junto con el baterista Juancito Rodriguez venían de tocar con Los Jimmis, con los que habían grabado un simple en la EMI Odeón, que era el sello donde grababan casi todos los uruguayos. Después apareció Quique Alvarado, que había sido el pianista de los Blues Mans, con los que grabó un LP que se llamó "Prohibido Prohibir". El bajista por ese entonces era El Oso, y más tarde entro "Fermín". Empezamos ensayando temas de Steppenwolf, Cream, Hendrix, y algunos temas propios en una onda medio brasilera, que no tenían mucho que ver con lo que le gustaba al grupo en general, y por eso andábamos en la búsqueda. Teníamos un sonido bastante personal, y no nos parecíamos a ninguna otra banda de las que andaban por ahí. Un día invitamos a Ciro Fogliatta a un ensayo en la casa de Juan Rodriguez, y así empezó toda la bola. Entonces Litto se anotó para asesorarnos con algunas composiciones que aceptamos de corazón, y seguimos ensayando en Olivos, en la casa de Quique Alvarado, donde a veces también Litto ensayaba con su primer e incipiente Nebbia´s Band, junto con Cacho Lafalce y Willy, que era un baterista uruguayo. Una tarde, se apareció con los hermanos Fattoruso a zapar, y todos andábamos muy emocionados. Creo que para Nebbia, nosotros fuimos su primera experiencia como productor aparte de Los Gatos, aunque la RCA Victor siempre tenía la última palabra. Por aquél entonces estábamos casi todo el día juntos en su apartamento de palermo, y como los dos éramos fanáticos de la línea que Steve Winwood había desarrollado con Traffic, una tarde de otoño apareció "Cuando un Hombre Solo Ama a una Mujer", un tema que Litto compuso al piano de un tirón en mi presencia, y que canté con el corazón en forma espontánea (N. del Ed.: el tema "Cuando un hombre solo ama a una mujer" fué reeditado el año pasado por BMG en el CD de compilación "Tres Décadas de Rock Nacional"). En el lado B del simple estaba "Hombre de Traje Azul", una especie de invención, tal vez inconciente, para agradar a los directivos de la RCA (Mario Pizzurno). La letra, muy pobre aunque con cierto concepto protestón muy propio de la época. Y fuimos conocidos masivamente por ese tema, que tuve que cantar una y otra vez en los shows, transformándose rápidamente en una especie de "karma", por aquello de, ".. sintiéndome tan mal .." que me empezó a hinchar bastante las pelotas. Y aunque Litto siempre tuvo la mejor voluntad y gran aprecio por mi persona, ese tema es una bazofia digno de olvidar. Pero me imagino que esto él lo sabe. Después de haber logrado un pequeño suceso con el primer simple, Los Mentales éramos una banda medianamente respetada en la escena de los músicos, plomos y representantes, y sin estar dentro de la onda progresiva que se imponía, habíamos sido aceptados, no tanto por nuestros méritos musicales como por nuestro carisma e imagen ante el público. Había una gran onda de amistad con las otras bandas. Eramos una especie de Gran familia, principalmente con la gente de Almendra, Manal, Carlos Bisso y El Cuervo de Conexión Nro 5, Quiroga de los Vox Dei. Después de los shows de los fines de semana, no encontrábamos todos a partir de las dos o tres de la mañana en algún restaurant que podía ser el "Hamburgo" (frente al teatro Colón), o en algún carrito de la Costanera, y nos quedábamos festejando y haciendo chistes hasta que nos borraban. Muchos vivíamos más o menos por la misma zona, que se extendía desde Palermo, pasando por Belgrano, Vicente López, Olivos y San Isidro. A la vuelta de casa donde yo estaba viviendo en Vicente López, vivía el flaco Spinetta, al que visitaba casi siempre. Tengo una imagen del flaco, sentados en el piso de madera de su pieza a puerta cerrada (para que nadie venga a interrumpir), cantándome como una primicia lo último que había compuesto para el álbum doble de Almendra: "En Las Cúpulas" y "Parvas", que sin estar del todo convencido, igualmente me habían volado la cabeza. La magia del Flaco es indiscutible. Siempre estaba invitándome para que vaya a bocinar. Fue una época bastante excitante y creativa a todo nivel. Había mucho revoleo competitivo entre mánagers y productores. La burocracia y el negocio de algunos tipos que querían controlar y dirigir el incipiente movimiento de Rock Nacional creó por momentos mucha confusión. A nosotros nos representaban Horacio Martínez en sociedad con Cacho Améndola, que tenían una agencia que quedaba sobre Av. Santa Fé, donde también estaban Los Gatos, Litto, el sueco Owe Monk y el inimitable Facundo Cabrál (ex Indio Gasparino). Estamos a finales del ´69, principios del ´70, y el programa nuevo de temas que teníamos Los Mentales todavía estaba en proceso, pero con miras a un estilo nuevo inclinado al Rock Pesado, porque queríamos independizarnos de la imagen blanda y dulce que las composiciones de Nebbia le habían dado al grupo. Tal vez haya sido un grosso error comercial de nuestra parte, pero la cuestión era cambiar, y lo hicimos. Una tarde con Luis Alberto Spinetta en la casa de Amadeo Alvarez, escuché por primera vez la impresionante producción del primer disco de Led Zeppelin, que me dió las pautas y la alegría de reconocer que la música que yo ya venía rumiando por mi cuenta sin conocerlos, contenía el mismo espíritu y sentimiento blusero que la del cuarteto inglés. Ya sin Litto Nebbia como co-productor, grabamos un segundo simple con un tema mío, que fué "La Calle principal" y del otro lado salió "No me agobies nena" que compuse con Rubén, que pasó desapercibido porque apenas lo pasaron algunas veces por la radio. (Mucho después, en una comunidad de París en la que también me reencontré con Miguelito Abuelo, en una noche mística de velas, fumo y guitarreada, conocí a un flaco argentino que de pronto se puso a tocar mi tema La Calle Principal , dándome una gran alegría. Después me comentó de que lo había aprendido con una banda rosarina en la que tocaba el bajo). Alguien lo había escuchado y asimilado. Al poco tiempo volvimos a los estudios T.N.T y continuamos con la grabación de otros temas míos y de Quique Alvarado que iban a ser el material de nuestro primer LP, el cual por diferentes razones burocráticas de la companía nunca salió. Al no estar más Litto Nebbia a nuestro lado, la RCA se empezó a arrugar y sus directivos a perder el interés y las ganas de escuchar y aceptar nuestra nueva imagen y propuesta. Aunque todavía había entusiasmo y polenta para seguir, nuestra relación amistosa empezó a deteriorarse y hundirse por problemas de ego. En esta última etapa de los Mentales, ya sin Fermín, Quique Alvarado dejó los teclados y se pasó al bajo, y Corre López, ex baterista de Los Walkers, suplantó a Juancito Rodriguez, y así nos transformamos en cuarteto. Los Gatos estaban grabando con Pappo, "Rock de la mujer perdida", y Almendra estaba terminando de producir su segundo disco, que sería un álbum doble. Manal seguía en lo suyo. Vox Dei empezaba a tener éxito, al igual que Alma y Vida. La mano del rock pesado se estaba poniendo de moda rápidamente y era casi una obligación para muchos grupos. Pero puedo decir que los Mentales fuimos una de las primeras bandas argentinas de rock pesado que dió conciertos en varios teatros del centro de Buenos Aires y en otros clubes del interior, antes de que surgieran El Reloj y Pescado Rabioso. Las letras seguían hablando del fato personal con el medio, la calle, los amigos y las minas, aunque su poesía no llegaba a los niveles que habían logrado antes grupos como Manal, Almendra, y algunas cosas de Los Gatos. La cosa era emocionar y hacer poner los pelos de punta. Había que tocar al mango con bastante agresión en la expresión y los solos de viola con la voz tenían que estar a tope. Esa etapa "spéedica" de adolescente con el rock pesadofué una fase de aprendizaje necesario, que después algunas bandas continuaron con más éxito, como por ejemplo Vox Dei. El rock pesado llegó en el momento justo. Fue una moda importada de Inglaterra que pasó, pero quedó. Como quedan todas las cosas que uno ha experimentado y amado, y aunque posiblemente ya nunca vuelva a cantar una canción en ese estilo, guardo mucho cariño y respeto por aquél pasado, porque fué auténtico. Por algo debe ser que todavía hoy, después de casi 30 años, Vox Dei sigue funcionando. Daniel Irigoyen
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Miguel Abuelo Efectivamente, fueron a Plaza Francia donde
los hippies de aquella época (Miguel Abuelo era uno de ellos) y entonces pudieron armar
la banda. El célebre baterista "Pomo" Lorenzo y el primer blusero argentino,
Norberto "Pappo" Napolitano (quién por aquel entonces no tocaban en ningún
grupo y se unió luego de la grabación) con la guitarra fueron los primeros. Luego se
sumaron Eduardo "Mayoneso" Fanacoa como organista, los hermanos Micky "Silvita Lachupa apareció en la plaza (Francia). Una mañana estábamos durmiendo al sol, todos tirados en el pasto, y entre sueños sentí que me estaban cazando la pija. Me desperté y una minita me había desabrochado la bragueta y estaba chupándome. Era Silvita. Después de ese día, y porque siempre andaba en esa historia, fue Silvita Lachupa. Fue novia de Tango también. Bah, fue medio novia de todos." "Yo le hice una canción a Silvita. Pero no le puse Silvita, sino Sara. El dato de que era judía es verdad. Silvita era judía. Ahora no sé donde está. Me dijeron que terminó hecha mierda y que se fue a Israel. Me gustaría saber que es de su vida. Mataba Silvita". Sara Miguel Abuelo Diego Bruno El petiso era Nunca tuvo la constancia
suficiente para darle a su enorme Lo había dicho en
"Oye niño", su primera canción como solista, en NADA EL DISCO PERDIDO DEL ROCK NACIONAL En un ámbito bien hippie y en Europa, los muchachos exiliados, que huían de la opresión y falta de libertad, se encontraron en el viejo continente y bajo el timón de Miguel Ángel 'Abuelo' Peralta grabaron un hermoso disco llamado 'NADA', como el nombre del grupo... Un disco fantasmagórico y de leyenda,mito que se acrecentó con la vuelta de Miguel Abuelo en los '80's al país,ya que cada vez que le preguntaban por la veracidad de la existencia de este vinilo,respondía que el trabajo existió pero que dudaba que hubiese alguna copia rescatable en algún sitio,agigantando el mito en la ambigüedad de su respuesta abriendo los interrogantes sobre su dudosa existencia y de lo inhallable si en verdad hubo sido editado alguna vez... A la vez,rockeros de barrio y transeúntes del mundo o crítica especializada, hablaban de este disco como si lo conocieran tanto como el himno nacional,y no sabían nada de él, en la ignorancia general, sacaban tajadas inventando la epopeya de la música ilusoria que especulaban con inusitada sordidez...Pero un día Daniel Sbarra volvió a la patria,para unir su viola a la de Julio Moura en 'VIRUS',bajando de Europa y dando mas pistas que el propio Miguel Abuelo,no obstante,dudaba como aquél,de que existiese copia de tan lejano y mítico trabajo... Fue grabado en 1973, en la tapa está Miguel Abuelo con su hijo Gato Azul (bebé a upa),bien hippie todo el trabajo y la facha de los músicos : Miguel Abuelo en voz y guitarra rítmica Y otros colaboradores como: Luis Montero en percusión, Edgardo Cantón en efectos de sonido, Gustavo Kerestesachi en minimoog y Teca y Verónica en coros.Sacando a Daniel Sbarra, Juan Dalera y Miguel Abuelo, el resto de los músicos no volvieron a formar parte de otros proyectos musicales de importancia y los hace casi desconocidos.El disco posee un sonido general de hard rock, en Europa en 1973, Led Zeppelin, Deep Purple y Black Sabbath marcaban el rumbo y su música destila influencias de estos grupos en la guitarra poderosa de Sbarra, el rock sinfónico se impondría uno o dos años mas tarde y en algunos temas Abuelo metía aires folk al estilo Neil Young que en dicha época era el referente en el estilo.Miguel Abuelo firma 4 canciones y Daniel Sbarra las 3 restantes: 7 en total a saber1.-tirando piedras al río(abuelo) 4.-el muelle (abuelo) 5.-señor carnicero (sbarra) 6.-recala sabio forastero (sbarra) 7.-octavo sendero (sbarra) Los temas de Miguel se apoyan en el lirismo y la poesía,las imágenes diáfanas y los matices musicales con aires de folk-rock,los temas de Sbarra poseen letras mas directas y guitarras ácidas y pesadas muy al estilo de Ritchie Blackmore o Jimmy Page o Tommy Iommi,hachas de moda en esa época. Redondean un trabajo muy interesante y demuestran que el mítico disco existió y que es mas terrenal que ficticio,mas coyuntural que laberíntico, sin ser imprescindible en toda colección rockera,para el gusto de quien escribe,mas interesante que cualquier trabajo anterior o posterior de Miguel Abuelo o Sbarra, sobre todo, si lo comparamos con los grupos que ambos tuvieron en los '80's, muy famosos ellos (Los Abuelos y Virus).Como toda reedición, regala bonus tracks de los primeros Abuelos de la Nada de 1968 y 1969, temas pop ya conocidos como:8.-diana divaga
Los Mentales
"El rol de Nebbia respecto del
grupo Los Mentales debe de haber sido el de uno de sus primeros trabajos
de producción. Durante esos meses del festival, Litto Nebbia producía y representaba un
grupo pasajero y adolescente llamado Los Cables Pelados. También puedo dar algunos
comentarios sobre una serie de recitales competitivos o de concurso típicos de la época
hacia fines del año anterior, es decir 1968 en el hoy desaparecido cine de alguna
estación norteña de La Lucila. Como uno de los jurados estaba Litto Nebia, El Cuervo
(baterista) y después de cada uno de los grupos concursantes, empezaba la zapada entre
músicos jurado. Las jornadas eran desde las 14 hs hasta las 21 o más. |
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